"Ofrendas", de Carla Colombo
Ofrendas
de Carla Colombo
Por la misma semana que decidí visitar la exposición, me topé gracias al algoritmo de Youtube con un video musical de una cantante y actriz israelita de origen persa cuya banda se llama “Liraz”. Una explosión de color y simbolismo. “Zan Bezan” (que se puede traducir como “Mujeres, canten”) insta a las mujeres de Medio Oriente en todo el mundo a repensar sus libertades, y hacer su revolución personal mediante la danza y el canto.
Como suele suceder a la hora de la inspiración, el azar determinó que en esos cuatro minutos aparezcan todos los tintes que utilizó Carla Colombo en sus pinturas sobre papel y lienzos. Rápidamente planifiqué una visita a Subsuelo para indagar más sobre las motivaciones detrás de estas composiciones. Al bajar las escaleras una veintena de pinturas sobre papel en formato pequeño (25 x 35 cm) y seis pinturas de gran formato de acrílicos sobre lienzo invitan a adentrarse en el universo fácilmente reconocible de Colombo. Y cabe aclarar que esta cualidad es descrita como un rasgo positivo: esas naturalezas muertas sin duda pertenecen a la artista santafesina.
A la habitual frescura de verano de sus obras, se le suma una faceta elegante y profunda que nos hace pensar en una madurez (¿personal, en su carrera?). Hay una suntuosidad en esos tintes violáceos, dignos de la capa de un obispo, que contrastan con lo jovial de los naranjas y mostazas. La elección por parte del equipo de montaje de pintar una de las paredes de la sala del mismo tono funciona como la guinda del pastel.
Por momentos más marcado, hay un halo onírico que hace pensar en un cruce entre El Bosco y el/la más exquisitx creador de bodegones. En lenguaje millenial, podría ser un El Bosco feat. Zurbarán con Colombo llena de pigmentos saturados a cargo de la dirección artística.
Al lado de la exuberancia de las flores y alimentos se percibe un ornamento que no peca de exceso, pareciera como si dejara espacio libre para que veamos el color el fondo, elegido con minucia seguramente. Así como el color del marco. Lejos de pasar desapercibido, nuestra vista descansa en la siguiente operación: que su color sea el mismo que el papel, creando un efecto de piscina infinita.
Pasemos a las manos: ¿de quién son? ¿de una madre, una cuidadora? Delicadas y sutiles pero no frágiles. Las manos compiten en protagonismo con las túnicas de colores que portan las bailarinas que acompañan a Liraz. Esta parte del cuerpo también es eje en las composiciones de Carla. Entre choclos, platitos, frutas pulposas. No sabemos de quién son, pero son de mujer. Contenedoras o dadoras (Ofrendas).
Se puede observar una Carla que tomó en sus manos (guiño lingüístico que nos permite el lenguaje) la totalidad de la composición, donde cada detalle del emplazamiento fue tenido en cuenta. La selección de imágenes es rica y cuidada, y funciona como un Lado B de las anteriores composiciones exhibidas en Subsuelo: de un espíritu más diurno, joven o festivo.
* La exposición se puede visitar hasta el sábado 8 de mayo en Balcarce 238 (Rosario).
** El video al que se hace mención se puede buscar en la plataforma Youtube como “Liraz - Zan Bezan (official video)”.
Celestina Farroni
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