Apreciaciones sobre montaje: dos ejemplos en Madrid

Dos de las últimas expos cuyo montaje me ha gustado mucho (que ya sabemos, que el criterio para que elija escribir sobre una exposición que sobre otra es si algo me ha interpelado positivamente):

*Bianca Bondi: “Haciendo vaticinios en estanques astrales” (dentro de la programación de Reivindicar la resiliencia). 

(Lamentablemente, ya no se puede visitar pero os animo a seguir a esta artista para enterarse de lo próximo).

Allí, la artista presentó una serie de estanques con monedas de cobre, flores y conchas sumergidas, rodeadas de vegetación utilizando su material emblemático: el agua salada.

Interactuaban diversos materiales y el efecto general era de algo natural, transformador, en constante evolución ya que se mezclaba lo natural con lo artificial. Flores vivas, vegetación, y materiales industriales o manipulados por el hombre, cada uno con ritmos de degeneración diferentes. 

Personalmente, me pareció una instalación muy llamativa que ha sabido aprovechar cada espacio de la sala con exquisitez. Se podría apreciar de cerca y recorrer las “fuentes” o estanques para observar las mil tonalidades brillantes y de turquesas.

Según lo que nos dice el texto de sala, se ha inspirado en la práctica oculta del scrying, “arte antiguo de adivinación que se sirve de superficies reflectantes o iluminadas para captar atisbos visuales del pasado, el presente o el futuro”. 

* Bianca Bondi (Johannesburgo, Sudáfrica, 1986).




Luego, “No va a quedar nada de todo esto. Patrimonio gráfico madrileño” en CentroCentro (Plaza de Cibeles, 1). Se puede visitar hasta el 10.03.2024. El montaje de esta exposición es envolvente y juega con diferentes alturas, logrando un atractivo extra: tenemos carteles a la altura de la vista, grandes corpóreos sobre el suelo, luminarias colgadas a la altura del techo, emulando el entorno urbano. Se trata de más de 150 “piezas de museo” que el colectivo Paco Graco se encarga de recopilar desde 2017. Algunos son rótulos artesanales de tiendas centenarias, gráficas de negocios que han ido cerrando en Madrid, de metacrilato, neón y plexiglás.

Esta exposición evidencia el paso del tiempo en el trazado urbano, y es testigo de las modas cambiantes en cuando a estética gráfica, tipografía y tipo de publicidad. Me resultó estéticamente sorprendente, y una labor importante para al menos intentar detener el irremediable paso del tiempo.



 

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